El ejercicio puede contribuir al desarrollo social de los jóvenes, ya que brinda la oportunidad de expresarse y fomenta la autoconfianza, la interacción social y la integración. Por su parte, los deportes en equipo promueven la socialización y ayudan al jóven a compartir triunfos y derrotas a disfrutar de los sentimientos intrínsecos de formar parte de un equipo, a ganar y perder, así como de ayudarse en equipo para conseguir un objetivo común.
La actividad física también puede ser una herramienta que ayuda a los jóvenes a mantenerse alejados de conductas de riesgo. Hay quienes sugieren claramente, que aquellos adolescentes que tienen una vida más activa tienen menos probabilidades de consumir tabaco, alcohol y drogas o lo hacen en menor medida y tienen un mejor rendimiento escolar.