En la infancia, los niños van aprendiendo de su entorno familiar, es como tener, al nacer una bolsa vacía que vamos llenando de significados y constructos. Ninguno de los padres toma un pizarrón, sienta a su hijo y el explica: esto es ser pareja, hermano, amigo, conocido o a relacionarse con otros seres de la Tierra. Cada cosa que hacemos, por mínima que sea, va construyendo una forma de relacionarnos y ser adultos. Los trastornos del comportamientos, actitudes de rebeldia, de retraimientos, bajo rendimientos escolar, podrían ser algunos síntomas en la infancia.
El afecto no se refiere en sí a los besos y abrazos, también implica la atención, escucharlos, jugar con ellos, cuando un niño llora solemos minimizar sus problemas porque como adultos sabemos que se resolverán, sin embargo, para ellos, queda un patrón de comportamiento de cada situación vivida, que replicamos sin cesar a lo largo de nuestra vida, hasta que aprendemos socialmente otro patrón de resolver, es decir, existen momentos en nuestro ciclo vital en dónde pueden detonarse situaciones en la infancia.