Cuando cambiamos algo fundamental en nuestra vida, como el ejemplo de dejar de usar lentes después de años de usarlos, es natural que el cerebro siga buscando lo que ya no necesitamos. La costumbre se graba profundamente en nuestro comportamiento. Aunque los lentes ya no sean necesarios, nuestra mente sigue buscando esa solución por un tiempo. Lo mismo sucede con los cambios emocionales. Cambiar hábitos, adaptarse a nuevas realidades, o incluso sanar de experiencias pasadas, no es inmediato. El cerebro necesita tiempo para recalibrar, para aceptar lo nuevo. Este proceso de transformación puede sentirse invisible, pero cada pequeño paso está sumando. La ciencia detrás de esto está en la neuroplasticidad: nuestro cerebro tiene la capacidad de adaptarse y formar nuevas conexiones a lo largo de la vida. Es un proceso gradual, no algo que sucede de la noche a la mañana La paciencia es clave en cualquier cambio. Ya sea físico, emocional o de comportamiento, lo importante es confi...