En el mundo hay una gran desintegración familiar, de violencia, pero sobre todo, de lo que genera este problema. Primero, el hecho de que padres maltratadores durante su niñez. Segundo, y no menos importante, el hecho de que los adultos no saben controlar sus impulsos y su carácter y ya sea que la agresión vaya dirigida a los menores o que se les agreda de forma colateral cuando se maltrata a la madre, al padre o a algún otro miembro de la familia.
Los golpes no educan, no forman, más bien deforman el carácter y degradan gravemente el potencial y la autoestima de los menores. El niño no reacciona por miedo al principio y porque no puede defenderse pero en la medida en la que crezca también aumentará su impaciencia por defenderse y así lo hará.